Poemas
El alma
El alma es una gruta
un labertinto indefinible
a veces coartada suceptible
aunque todo lo soporta
se rompe
se pierde
se desdobla
colisiona
en la esquina
con la muerte
se recompone
se conmueve
porque esa su esencia
transparente
endeble
es aliento
es presencia
aún …y a pesar
de mi propia ausencia.
Pasajeros
Somos pasajeros de un instante
- como quien tiene una balsa -
uno tiene la rosa, otro tiene el pez
También uno tiene el cedro gigante
el elefante y la magnífica ballena
y aunque muy grande
de tener uno no se escapa
el mismísimo universo.
Vivimos su luz, su dulce y su amargo
habitamos un tejido de segundos que se gastan
nada se puede hacer, simplemente van pasando
Igual que se acaba el aceite de una vela
en un segundo se mueve por última vez la flama
y se va por siempre el instante.
Semejante que la flama
el vegetal, el animal y el Hombre
llega un un día que se van, se apagan
Ni siquiera la piedra de esto se escapa
Aunque se diga que es así, o natural
esto es un inmenso problema
que reclama una respuesta útil
¿Con qué limitaba nuestro primer segundo
y qué habrá al norte del último?
¿Flotará cada instante en una gran nada?
¿Fluiremos sobre un inmenso río
que de nada viene y a nada va?
Si alguien puede decir un sí de respuesta
de verdad, con evidencias,
toda la existencia es una gran desdicha
y el Hombre un desgraciado
Víctima de su propia esperanza
o preso de su negación irrelevante.
Como se ve, de nada vale este abismo incierto
prefiero seguir la luz que emana
el que tiene unas marcas de clavos en sus pies y manos
y al costado de su pecho, de una lanza.
Deja que mi alma se aferre a uno de tus latidos
Dices que tu sentir me abraza
Que me canta que me indica sus sonidos silenciosos
Que me embruja con tu magia, que me abriga que me ama
Tú que llegaste al fondo del abismo del silencio que gritaba
Es que no pudiste palpar con tu latido
El dolor que aqueja a mi alma
No escuchaste el silencio retorciéndose y rasgándome la piel
No pudiste contemplar el vacío infinito
Que sorbo a sorbo fue bebiéndose la magia
No sentiste el dolor que caía en mi alma
Como una manada de fieras insaciables
No pudiste sentir el frio incrustado en mi almohada
En donde guardé mis pétalos deshojados un día.
Dices que has secuestrado cada sonrisa de mi alma
Y preguntas si siento tus alas
Que se recuestan en mi almohada, y que se unen a mis sueños
Como sentirlas .....si mi cuerpo yace inerte ya
Implorando poner fin al sufrimiento
Y que cada sonrisa de mi alma
Se transformó en un descomunal mar de llanto
Me preguntas si puedes dibujar tu boca en mi ventana
Para que yo pueda ver que el cielo también abriga
Te imploro que lo hagas,
Para despertar de este mal sueño
Que me va bebiendo lentamente
La sabia del amor que corre por mis venas,
Deja que mi alma se aferre a un diminuto latido
A un suspiro que exhale tu aliento
Déjalo en mi ventana
Cúbreme con tu silencio
Porque de a poco se me va la vida.
amada muerte
quería vivir
y vivía....
en el miedo que infunde el amor
a mi corazón en agonía.
la muerte no me teme
yo le temo,mas diría....
que tras su rostro austero
habita algo de noble y caballero.
yo reniego,ingrato cada noche le maldigo,le ignoro
no le quiero...
lo aparto desdeñoso si comparte
las migajas de su pan duro y helado,
muerte indiscreta, inoportuna,
!hazte a un lado..
déjame, hueles a cirios y sueños frustrados,
quiero irme ahora,
quiero otra muerte,
aparta tu afilada guadaña de mi pecho y de mi suerte.
y un día...
la muerte que nunca se rendía,
se rindió a mi arrogancia y letanías,
apartóme con tristeza de su manto
de cirios y color blanco..
y torno mi constante agonía en un alma
de muerte fugitiva.
y ... decidío escapar
huyendo mi corazón enamorado
a morir presuroso en tus brazos...
Eres mi ósculo enamorado
Eres la cordillera de la emoción
en la que nacen tus pasos que transitan
como huésped del aire revivido
trayendo alas nuevas
que se desprenden del último ocaso…
Eres el amor
que nace en una gota de rocío,
en el pétalo de la flor
que pernocta en primavera
a la que se le pregunta
y queda la respuesta divagando entre los dedos.
Eres ese silencio
que aviva esa flama que iba en descenso
y vienes inmaculado en las letras
que poco a poco se van escribiendo
en esta razón de vivir.
Porque eres…
El que me trae siempre la palabra
esa que no necesita explicación
que siempre deja ecos crepusculares
danzando una noche más
en la estampa de otro día por terminar,
convirtiéndonos en viajeros
con la posibilidad de tocar el cielo
en la ribera de un beso…
Porque tú eres mi sinfonía,
mi dulzura interminable
la caricia que se resbala
lentamente por mi espalda,
ese ósculo que nunca se termina de dar
en un ocaso con sabor a otoño.
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